Por: Redacción Cuba Ron S.A.
En la esencia de un trago de Ron Ligero Cubano se catan los sabores de una isla bendecida por la naturaleza y los saberes de hombres y mujeres que enaltecen el patrimonio mundial.
Estos fieles tesoreros de una antiquísima tradición, ligada a la formación de la identidad nacional, se han asociado a una familia peculiar: el Movimiento de Maestros del Ron Ligero Cubano, conformado hoy por tres primeros maestros, siete maestros y cuatro aspirantes, todos guardianes y sucesores del conocimiento originado con el boom agroindustrial del azúcar en el siglo XIX.
Para el Primer Maestro del Ron Ligero Cubano Juan Carlos González, “más allá de los pasos y las etapas que tardan años, sientes de verdad que te conviertes en maestro cuando comprendes la responsabilidad que tienes en tus manos”.
En reciente comparecencia televisiva en el programa Mesa Redonda, el cultivador de la añeja práctica fabril, destacó que “este movimiento- desde sus orígenes- aglutinó a todos los maestros y a los que más aptitudes y cualidades demostraron, para entrar como aspirantes. Es un trabajo de trasmisión continua, de selección de esos saberes”, dijo.
“Para convertirte en Aspirante a Maestro del Ron Cubano hay que partir de un conocimiento técnico básico: ser graduado universitario, porque se necesita sustento, conocimientos tecnológicos y científicos. Los maestros estamos permanentemente observando el comportamiento de esos muchachos jóvenes que egresan de la Educación Superior. Vemos cómo enfrentan sus tareas, porque lo más importante es el compromiso con ese saber hacer, que, como cultura viva, cae en un proceso de perenne desarrollo”, destacó el avezado de la séptima generación, quien pasa horas entre los barriles de la Ronera Santa Cruz del Norte.
Para el Primer Maestro del Ron Cubano César Augusto Martí Marcelo, “la transmisión se materializa de cubano a cubano, sin que medie un aula, una universidad o un curso. Es un camino largo que empieza con la observación de los maestros que laboramos en las fábricas de individuos que muestran condiciones para garantizar la continuidad de la tradición”
De acuerdo con aseveraciones a Prensa Latina del Maestro de la octava generación, “después viene un proceso de tareas y misiones, hasta la posibilidad de convertirse en aspirante; por supuesto si la persona está de acuerdo y siempre después de demostrar compromiso y amor por el ron cubano y el saber hacer que lo identifica. La siguiente etapa es más complicada y exigente todavía, y durante la misma nos corresponde trasladarles a los candidatos elementos tecnológicos y aspectos propios de la tradición, que permiten conocer si pueden incorporarse o no al movimiento, amplió”, destacó.
Para Salomé Alemán, la primera mujer en convertirse en Maestra del Ron Cubano la propuesta fue impactante.
“No me sentía preparada, tenía temores pues, en la medida que vas conociendo la magnitud, la importancia del movimiento, te das cuenta que es compleja. El proceso de Aspirante a Maestro es largo, y la primera parte es asimilarlo no como una carga, sino como una satisfacción personal que evidentemente lleva mucho sacrificio”.
La Aspirante a Maestra Isabel Cristina Rivero Páez, también engrosa el Movimiento. Ella se sabe- junto a los que ya son maestros- responsable de que la esencia del producto se mantenga, y, por consiguiente, la calidad del Aguardiente, que es el que da la tipicidad al ron, según sus palabras.
“Somos garantes de la calidad del añejamiento donde hoy se siembra el ron, porque es imprescindible la calidad de las mezclas que conforman el producto final”, asegura.
“En los Maestros del Ron Ligero Cubano, y en quienes integramos el movimiento, no pueden faltar valores como la sencillez, la modestia, el ser laborioso, dedicado, curioso. Además, debe tener conocimientos de esta profesión en cuanto a todos los procesos, ser capaz de trasmitir todos sus conocimientos para mantener las tradiciones de la cultura ronera cubana”, asegura la mujer a quien el bouquet del sabor líquido de lo cubano sedujo hace más de 30 años y la estableció en la Ronera de Cárdenas, cuna del Havana Club.
“Nuestro producto se elabora con tecnología propia, única, y eso lo hace diferente. Cuba cuenta con un Movimiento de Maestros que son fieles defensores de su forma de saber- hacer. Está constituido por personas muy conocedoras del tema. No se trata de un movimiento masivo”, concluyó.
En la Ronera San José, también hay hijos del Movimiento de Maestros del Ron Ligero Cubano. Uno de ellos es el Aspirante Osmany Cardentey León, quien considera que para alistarse en el selecto grupo se debe estar comprometido con la cultura que representa.
“Se debe tener un alto grado de especialización en todos los procesos relacionados con la producción de ron, tener dotes de liderazgo, además de las habilidades propias en cuanto a los órganos de los sentidos. Al mismo tiempo debe ser una persona sencilla, dispuesta a transmitir sus saberes”, considera Cardentey.
“La cultura ronera, esa manera de hacer transmitida de cubano a cubano y que solo se conservó, prevaleció y fue posible- creo yo- únicamente por el grado de pasión y compromiso de muchas generaciones, se asumió como parte de nuestra cultura, y descansa en las generaciones actuales dedicadas a la producción de ron, que la entendemos desde su componente cultural. Esa cultura y la responsabilidad de conservarla y transmitirla, la tiene, en primer lugar, la actual generación de Maestros del Ron Cubano”, expresó.
El prestigioso Movimiento de Maestros del Ron Ligero Cubano alzó sus copas para celebrar, el pasado 30 de noviembre, la inclusión de los saberes de los Maestros del Ron Cubano en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO, y hace unas horas volvieron a chocar los cálices del éxito a sumar a los estímulos de tanta sapiencia el Premio Excelencias Gourmet 2022, entregado en el contexto de la Feria Internacional de Turismo, Fitur, con sede en España.