Por Redacción Cuba Ron S.A.
El saber- hacer espirituosos en la Mayor de las Antillas es una herencia cultural de la cual las generaciones actuales de Maestros del Ron Ligero Cubano son depositarias y fieles escuderas. Es un dejo especial que invita a mezclar historia y tradiciones con ciencia e innovación. Así nació el Ron 1724, una mixtura contemporánea con toques antiquísimos que lleva “el sabor” de un pueblo entero.
Su nombre obedece al número del expediente presentado ante el Consejo Ejecutivo de la UNESCO para la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en cuyas páginas se reseñan, el quehacer y los saberes del Movimiento de Maestros del Ron Ligero Cubano y de las generaciones precedentes, desde que en 1862 de destiló el primer sorbo de lo que en medio mundo se considera “elíxir de dioses”.
“Es práctica habitual en la UNESCO que, cuando se está proponiendo la inclusión de un elemento al patrimonio mundial, se muestre algo representativo a la solicitud. Así nació la idea del Ron 1724, sugerida por nuestra embajadora ante el organismo internacional, Yahima Esquivel”, recordó el Primer Maestro del Ron Ligero Cubano, Juan Carlos González.
“El Movimiento de Maestros Roneros se reunió. Debíamos llevar algo que no fuera marca, ni producto comerciable. Acordamos hacer una mezcla que tuviera elementos de lo que hay en cada una de las fábricas con presencia de maestros”, destacó el avezado de la Ronera Santa Cruz del Norte en una reciente comparecencia en el programa radio-televisivo Mesa Redonda.
“Decidimos que cada grupo de maestros seleccionara un ron- base representativo de lo que se hace en su fábrica. Salomé Alemán y yo, que trabajamos juntos, decidimos la esencia de nuestra ronera Santa Cruz. Nos reunimos en el centro de la isla, con lo que llevaba cada uno. Tuvimos la colaboración de los aspirantes, que también integran esta familia. Trabajamos todo a ciegas para decidir la mezcla final. Ganó la que tenía en partes iguales lo que había llevado cada uno. Eso demuestra que la cultura ronera cubana tiene la misma calidad de una punta a la otra del país, dijo orgulloso González.
El estuche del néctar 1724 que fuera degustado por primera vez en París, en julio del pasado año, reafirma la cubanía. Fue confeccionado por artesanos y diseñadores del patio, quienes grabaron la receta de cómo se elaboró la bebida extra añeja y una síntesis histórica del Movimiento de Maestros del Ron Cubano, artífice principal de los mejores espirituosos del mundo.