Por: Redacción Cuba Ron S.A.
El Ron Ligero Cubano es una bebida añejada en 160 años de historia y tradición. Su naturaleza en el siglo XVIII, no fue casual, aseguró una década atrás el primer maestro ronero de la isla caribeña, el Ingeniero Químico José Pablo Navarro Campa, quien, rezumando la cronología de la bebida exclusiva, destacó que, el primer ingrediente para el nacimiento del mencionado espirituoso, fue el marcado interés económico de los dueños de las plantaciones de Caña de Azúcar y de la producción de Azúcar por obtener aguardientes similares a los rones tipo Jamaica e Inglés.
“Se fue desarrollando desde el año 1798, en forma de aguardiente primero y luego de ron, hasta convertirse en una referencia internacional, degustada por los más exigentes paladares”, referenció Navarro al diario Juventud Rebelde.
Los anales apuntan que Fernando de Arritola, en 1820, realizó intentos fabriles de un aguardiente similar a la tafia precursora del Ron Ligero Cubano, pero no pudo llevarlo a escala industrial, y a ese fervoroso llamado para mejorar la calidad de la bebida, respondió Facundo Bacardí Mazó, catalán asentado en Santiago de Cuba, en 1830, a quien se le atribuye el protagonismo principal por hacerla notoria fuera de nuestras fronteras.
Por 12 años- a partir de 1862 y hasta 1874- Facundo y otros hermanos dedicados a variadas actividades del comercio en la mencionada provincia oriental, se las ingeniaron para incursionar en la fabricación de Aguardiente – Ron, asociados al avezado técnico licorero José León Boutteiller. De ahí que destilan poderosas razones, de acuerdo con Navarro, para considerar a Santiago de Cuba, la cuna del Ron Ligero Cubano, y declarar a Facundo fundador de la bebida, por avizorar que la imitación del ron antillano no era el camino. El rumbo más feliz consistía en experimentar un ron más suave y ligero, verdaderamente distinto.
La calidad del añejado por 160 años Ron Ligero Cubano fue creciendo vertiginosamente. En el primer prototipo, sus productores no arriesgaron todas sus cartas, e intentaron una bebida más suave, poco alejada del sabor de las antillanas de su tipo. Fue en 1873, cuando se extrajo de los barriles de roble, un ron que, definitivamente, caracterizaría a la bebida alcohólica que había nacido en Cuba: suave, agradable al paladar, ligeramente seca, pero también con cierto y disimulado tenor dulce con aroma frutal en consonancia con su esencia que era la Caña de Azúcar.
La bebida de factura nacional no solo progresó en niveles de producción y calidad. Se derramó su existencia y se adentró prestigiosamente en las venas del mundo a pesar de la guerra en la isla.
A 160 años de su nacimiento y cata por primera vez, el Ron Ligero Cubano se sostiene como un símbolo de nuestra cultura, prodigando en el imaginario popular sensaciones al gusto auténticas, y hoy sigue añejándose con la exclusividad de nuestro país, el clima, la caña, y sobre todo con la sapiencia de sus artífices, quienes, por más de un siglo y medio han realzado el sabor, aroma y calidad de un producto que compite entre los mejores del orbe.