Por: Redacción Cuba Ron S.A.
La siguiente historia es de identidad y tradición. No solo porque el Maestro del Ron Ligero, Asbel Morales Lorenzo, nació rodeado de caña y la cultura de un batey, sino porque supo con su preparación técnica y profesional elevarla a su máxima expresión en beneficio del sabor líquido de lo cubano.
“(…) Desde que tengo noción, he conocido la industria azucarera: el desarrollo, el cultivo, la zafra, porque incluso mi familia se dedicaba también a este mundo. Y sin dudas es algo que va creando pasiones, y a medida que pasa el tiempo te das cuenta de que la caña no solamente es azúcar (…)”.
“Hay después muchas cosas más”, dice muy reflexivo el conocedor de los espirituosos, quien en su camino académico optó por una carrera afín con el desarrollo y las producciones de alcoholes en la Isla.
“Se llamaba Tecnología de Bebidas y Licores y comprendía todos los tipos de bebidas, ya fueran espirituosas o no, y ese sueño parecía que se estaba cumpliendo, porque fue una experiencia muy linda donde tuvimos la posibilidad de estudiar y visitar diferentes plantas, y eso realmente cautiva y te lleva a apasionarte mucho más”.
¿Una vez concluida la carrera qué pasó?
Por suerte en Villa Clara se encontraba la Ronera Central aunque habían otras posibilidades. Estaba la Fábrica de Cerveza, la de Refresco, de agua…, pero lo que más me interesaba desde el punto de vista de la industria era precisamente este proceso: desde la miel como se fermentaba, se destilaba y se hacía el ron. Y esa oportunidad estaba en el central azucarero George Washington: una destilería al lado de esta entidad y una fábrica de ron. Por eso tuve la suerte, diría yo, de poder comenzar en la Ronera Central.
Asbel Morales Lorenzo conjuga sus conocimientos físico-químicos de fórmulas y procesos fabriles a los de historia y sociedad. Recuerda como antes de 1959 la producción del ron estaba más bien sectorizada, en tanto las marcas se producían muy independientes, sin existir la necesidad de defender al ron como cultura.
Pero ya a partir de 1970, nos cuenta, la industria ronera cubana evoluciona dinámicamente, creando una verdadera unión, donde el Ron Ligero se viera no solo como una bebida alcohólica, sino también con una marcada importancia desde el punto de vista cultural. “Para mí fue un cambio radical porque ya las marcas competían, pero no como contrarias”.
Y eso generó incluso, nos sigue contando, que llegáramos a tener un Movimiento de Maestros del Ron Ligero Cubano. “Por lo tanto, se van acercando los conocimientos de los diferentes productores de ron, se van uniendo los conocedores desde el punto de vista tecnológico, propiciando su defensa como identidad y cultura por encima de marcas e intereses”.
Estamos defendiendo una expresión cultural, afirma también uno de los integrantes de tan prestigioso movimiento, Patrimonio Cultural de la Nación desde 2016.
El experto sabe que hacer pronósticos es difícil. Sin embargo, asegura que hoy la industria ronera cubana está garantizada en su continuidad histórica. Para él, el saber hacer del ron cubano y especialmente del ron ligero perdurará.